domingo, 29 de enero de 2012

Capitulo I- Sensaciones.

Viernes 23 de Septiembre, en un local de un pueblo de Valladolid.
Abre la botella de Martini y le sirve un poco a Mario y otro poco a Miriam, por último le pasa la botella a su amigo y extiende el vaso.
-Échame bien.- Le dice a Mario mirándole a los ojos.
Este, en cambio, la mira, como diciendo, no te voy a llevar a casa borracha como la última vez. Tiene razón, debe controlarse.
Inés aparece de la nada y va hacia ella y la susurra al oído que Cristina acaba de llegar. Nerviosa, se gira e intenta esconderse, no quiere saludar, la da vergüenza. Pero Cristina es mas rápida que ella y cuando quiere darse cuenta, ella ya esta allí saludando a sus amigos y cuando la ve se aproxima hacia ella.
-¡Hola, Irene !- La saluda y seguido de dos besos amables en las mejillas la sonríe.
<<¡Joder! Esta guapísima...>> Piensa la chica, a la que los nervios la invaden por momentos.
Entra y sale, sale y entra, no sabe a donde ir, no sabe que hacer ni que decir, esta de los nervios, la ha invitado a varios tragos de su copa, la cual ha tenido que rellenar dos o tres veces.
-¿A que estas esperando?- Le pregunta Lucía al darse cuenta de que los nervios la pueden.
-No lo sé, no se la ve con ganas, no voy a forzar las cosas...-
-¡Que forzar ni que niño muerto! ¿Para que crees que ha venido si no?-
- ¡Y yo que se! Para pasárselo bien digo yo, no me voy a hacer ilusiones...-
-O se lo dices tú o se lo digo yo, tú verás.-
Tiene razón y ella lo sabe pero, ¿que hace? No puede ir y decirla venga vamos, sería demasiado cutre... Puede que sí, que haya ido para eso, pero esa mirada que se han echado Carolina y ella al despedirse la ha dado mala espina. Hay gato encerrado y la da miedo que sea lo que ella se teme.
Cristina aparece de nuevo y la invita a bailar, pero esta se niega y la susurra al oído que si se pueden ir a un sitio más tranquilo a lo que esta responde, que sí. De la mano, caminan deprisa hacia la parte de atrás del local., se sientan en uno de los sofás, una al lado de la otra.
-¿Qué te pasa?- Es Cristina quien comienza a hablar.
-Nada...-
-Venga ya, se nota que te pasa algo.-
Silencio. Segundos que parecen eternos. No sabe por donde empezar, no sabe que decirla, no la salen las palabras, ¡que idiota!
-Que.. Bueno, esque yo... ¡Pues eso, joder!-
-¡PUES ESO QUE! ¡Suéltalo venga!-
-Quiero besarte...- Dice al fin Irene. Sigue sin mirarla, se ha quedado totalmente paralizado, esperando cualquier respuesta, buena o mala, ya la da igual, se lo ha dicho.
-Pues hazlo.-
Ante la sorpresa de Irene que por fin consigue mirarla alza la cejas y la mira en la penumbra de la habitación.
Poco a poco se aproxima hacia Cristina, que sin dejar de sonreír espera que esta la bese. Cuando por fin están a tan solo unos milímetros, Cristina se aparta un poco y se ríe al mirarla, Irene también se ríe y por fin sus labios se encuentran en un beso lleno de pasión. Cristina se va echando más y más hacia atrás en el sofá, hasta que por fin se tumba del todo, Irene sobre ella, sin dejar de besarla, sonriendo entre beso y beso, jadeante y llena de pasión. Cristina se ríe y la besa en los labios, la empuja hacia arriba, se sientan y de pronto suelta:
-Me apetece un cigarrillo.-
-Noooo...! Quédate un poco más, vega..!-
Y Cristina la observa divertida y sin dejar de sonreír se pone sobre Irene y continua besandola. Irene se deja llevar, la besa, entrelaza sus manos a las de ella y sonríen, cómplices.
Cristina mira hacia la pared, mientras canta y baila sobre Irene, Chipirón de Bongo Botrako que suena a todo volumen al otro lado de la estancia en la que se encuentran. Se escuchan los gritos y las risas de sus amigos cantando esa canción que más tarde se convertirá en toda una maravilla.
Irene la besa por el cuello, los brazos, los labios y sonrie. Es feliz. Muy feliz. Y se siente bien, mejor que bien, nunca había echo algo así con ninguna persona antes y haber experimentado todas esas sensaciones en a penas veinte minutos ha significado mucho más de lo que ella se cree.
Un último beso acompaña a las dos chicas que se levantan y abandonan la estancia, donde hace tan solo unos minutos Irene ha mostrado toda la pasión de la que disponía, a aquella chica a la que solo conoce de tan solo unas semanas.





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