domingo, 15 de enero de 2012

SNOW IN THE CITY.

"Espero que nieve pronto" un 15 de Noviembre, me dijo esa frase y desde ese día llevo esperando que nieve  como si de dinero se tratase.
Sé que cuando nieve, toda aquella conversación seguirá sin tener sentido, pero me hace ilusión ver nevada la ciudad.
Me gusta la nieve, me gusta revolcarme en ella y que mi hermana saque fotos con su Reflex. Me gusta pasear con mi padre por el Campo Grande y pisar trozos de nieve que nadie ha pisado. Me gusta sentirme pequeña a su lado. Y que si me caigo, él se caiga conmigo y me tire bolas de nieve y me coja a caballito. Me gusta la nieve, porque me hace olvidarme de todo. Hace que me ria de lo ridículo que es coger un poco de nieve y lanzarsela a alguien y que me digan que que infantil soy. Infantil no, solo que sé como divertirme.
Pasear metiéndome por todos los rincones en los que haya nieve al compás de la música que solo puedo escuchar yo me hace muy feliz.
Ver como los niños pequeños se divierten lanzándose bolas de nieve y jugando a que son Superhéroes me entusiasma, me encantaría unirme a ellos. Hay que saber disfrutar de las pequeñas cosas, de los pequeños detalles, desde un perrito escarbando en la nieve hasta un trágico accidente en una carretera helada. La nieve nos trae buenos y malos momentos, yo soy a la que trae buenos momentos y aunque el día que nieve aquí no la vea me hará feliz divertirme yo sola y soñando con lo que pudo haber sido y no fue.

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