lunes, 4 de enero de 2016

Alone

Me levanto, me ducho, me siento, las hojas esparcidas por la mesa me dicen si merece la pena. Voy a clase, sola, vuelvo, sola. Y me voy a dormir, sola. Contigo, en mi cabeza. Y me acurruco en una esquina llena de recuerdos y de sonrisas. Y ahora no. Ahora solo, sola. 
Y salgo, bebo, me emborracho, vuelvo a casa, sola y a la mañana siguiente no recuerdo nada. Mejor. 
Entonces, reapareces llenándolo todo de estimulante y hablando, me haces sentir como antes. Pero no estás, te vas. Mejor. Mejor. Sola. Y creo que voy a empezar a romperme, sola, y creo que no quiero recomponerme. 
20% de batería. 20% de felicidad. 20% de motivos por los que quedarme. Y 80% de ganas de hacerlo. 

Pills

A veces me permito seguir escribiéndote, estas 
Líneas. 

Lo hago porque me gusta imaginar cómo sería si no estuviera. Si me marchara de verdad. Y te imagino ahí plantada frente a un montón de gente que ni siquiera te cae bien, esperando que me despierte y explique lo sucedido. O no. 
También me imagino que no te molestas en ir, que te doy igual, que en realidad nunca te he importado. Y se me cae una lágrima mientras observo ese montón de pastillas puestas en fila una detrás de otra encima de la mesa, mirándome. Y yo las miro, sí, y me lo planteo. Entonces, me vienen un montón de motivos para hacerlo. Estudios, fracasos. Y me doy cuenta de que realmente estoy aquí pudiendo simplemente no estarlo. Estar ahí en cualquier otra parte. Y empezar de nuevo. 

Pero no lo hago, no lo hago. Pero lo haré, lo haré.