jueves, 29 de enero de 2015

Wait.

Lo difícil del 'te quiero' no es decirlo, que también, sino, la respuesta de la otra persona. 
Lo difícil del 'te quiero' es darte cuenta de que lo sientes y no lo dices, por miedo a cagarla. 
Lo difícil del 'te quiero' es encontrar el momento adecuado para decirlo. 
Lo difícil del 'te quiero' es no saber cuanto tiempo es el necesario para decirlo por primera vez.
Lo difícil del 'te quiero' es te quiero. 

martes, 27 de enero de 2015

Wow

Muchos hablan del amor como un desastre y un dolor terrorífico que te da hasta pánico buscar o esperar a que te llegue. Y puede que lo sea, sí. Pero cuando encuentras a una persona con la que llorar, con la que llorar riendo, con la que parar el reloj a base de besos, con la que una tarde en el sofá se convierta en la novena maravilla del mundo, con la que discutir por la calle una noche de invierno y terminar en su portal arreglándolo con abrazos y besos... La cosa cambia. 
No sé que es estar enamorado del todo de alguien. Y tampoco sé que es que te hagan olvidar los daños del pasado en apenas unos meses. O puede que lo sepa, pero que me de miedo reconocer que conozco un poco del amor. 
Pero al final, todo gira en torno a eso. A descubrir cual es la mejor manera de curarnos las heridas. O encontrar a alguien que lo haga y después te mire y te diga "confío en ti y se que puedes con todo". 
Y sé que quedan muchas cosas que aprender, muchas sonrisas que robar, muchas noches que vivir, mucha confianza que conseguir, muchos problemas que resolver, muchas aventuras que vivir, aquí o donde sea,  mucho frío que dejar de tener cuando nos juntemos y un puñado de cosas más. Pero por eso estoy aquí, para esperar a hacerlo. Para aprender a vivirte. 

Lost.

Me he puesto a pensar en ese sentimiento que supongo que todos hemos sentido cuando nos rompen el corazón. Cuando después de querernos o de hacernos creer que nos quieren, deciden marcharse. Y es cuando tenemos que aprender a vivir sin esas otras dos manos que tantas veces te levantaron. A tener que vivir con el "tendría que haber hecho las cosas de otro modo" o ese "nos faltó algo". Un intento más. 
Pero supongo que todos hemos llorado por las noches y de banda sonora una canción triste. 
Todos hemos sentido esa ausencia y esa distancia creciente entre ambos. Odiando la pérdida. 
Pero dudo mucho que sepamos cuando dejar de tirar del carro, de tirar de nosotros mismos, de dejar de luchar. Cuando rendirnos. 
Todos tenemos miedo a todo esto. A que nos rompan en tantos pedazos que no sepamos reconstruirnos solos. 
Y todos lloramos. 
Y todos nos perdemos. 
Y todos nos ahogamos en ese mar de recuerdos. 
Y entonces, nos buscamos de nuevo pero deseando que no duela demasiado el reencuentro. Pero se nos olvida que que duela es curarse. De una perdida, de un monstruo que tememos que nos devore... Aunque al final si tenemos valor, sabremos como matarlo. 

Hold on.

No te vayas. 
Pero tampoco te quedes demasiado porque puedo enamorarme fuerte de ti. 
No te ates. 
Pero tampoco me sueltes. 
No te acerques. 
Pero tampoco te alejes. 
Déjame notarte. 
No me regales nada, haz del momento un regalo. 
No te aferres, solo recuerda. 
Deja que te muerda los miedos y te bese las sonrisas. 
No me olvides. 
No desconfíes, agarra mi mano y sígueme. 
Tengamos una fiesta de llegada y otra de despedida. Pero que la de despedida llegue tardísimo, porque no tengo prisa y no me importa esperar, si la espera la haces conmigo. 
Dame abrazos y siénteme. 

lunes, 19 de enero de 2015

Enough shit for today...

Suena el despertador. Lo apagas casi tirando todo lo que hay en la mesilla hasta encontrar el despertador o el móvil. Y abres los ojos y resoplas. "Otro día más" piensas y a duras penas te levantas de la cama y vas a la cocina. Te preparas el desayuno, te vistes, te lavas los dientes, haces un intento de hacer la cama y te largas. Y de camino te preguntas que cuando acabará todo eso,  que cuando harás algo diferente. Y te preguntas qué rayos es la puta vida que vives. Que vivimos. Que para qué coño estamos ahí. Piensas y piensas y te duele hasta la cabeza. 
Nos tienen esclavizaos, aprendiendo o haciendo como que aprendemos cosas que en el fondo de nada nos servirán mañana. Bueno, mañana sí, porque nos examinarán de ello y si no te lo has aprendido eres un fracaso como persona y no llegarás a nada en el futuro si no lo haces. Otra mierda más que añadir a la lista de cosas que no entiendes. 
Y vuelves a casa y te sientas en el sofá y lo único que quieres es dormir. Descansar de la vida aburrida y desastrosa que llevas. Y eso es todo. 
Rutina. Puta rutina que deprime. 

No te vayas.

Te miró y supo lo que tenía. 
Te besó, agarrándote por la cintura, pegándote mucho a su cuerpo, empujándote contra la pared y con la respiración muy acelerada. Ya había empezado. 
Te desabrochó lentamente, muy lentamente el abrigo y lo apartó de tu cuerpo y después, asomándose al precipicio de tus labios, observó los botones de tu camisa. Y de nuevo, lenta, muy lentamente, te fue desabrochando los botones uno a uno, dejando al descubierto tu pálida piel que se había puesto de gallina al contacto con sus dedos. Continuó besándote cada vez con los nervios más a flor de piel. Ya faltaba el aire en aquella sala. Entonces... La hora. Siempre la hora. Traicionera y caprichosa, destrozando aquel momento. "Me tengo que ir" dijo, separándose de su cuerpo y comenzando a abrocharse la camisa de nuevo. Y después de incontables "no te vayas" y muchos besos que se suponía que eran de despedida, abrieron la puerta y se dijeron adiós. 

domingo, 18 de enero de 2015

Huyamos.

Eras un misterio. Siempre lo fuiste. Pero sin duda, lo que mas me llamaba la atención de ti era esa extraña costumbre tuya de acabar huyendo de todos. Te daba igual acabar sola. Eras libre. Y feliz. Eras feliz a tu manera. Con tu música y nada más. Caminando por caminos que yo ni siquiera sabía que existían. Caminos que eran todo un misterio. Como tú. Pero eso estaba bien porque eso era lo que hacía que te siguiera. Tu y tus misterios. Para poder entenderte. O intentarlo. Entonces me cogiste de la mano y me arrastraste, haciéndome ver lo bueno de huir. De que perderse no era un trauma. De que no hay que mirar hacia atrás. Siempre hacia delante. Ya tendremos mañana para, si queremos, preocuparnos. Y entonces decidí ser fiel a tus pequeñas huidas. Me enseñaste muchas cosas. Sí. 
Lo tengo claro, si tengo que huir a alguna parte alguna vez, tu serás de las primeras personas de mi lista para acompañarme. 
Cuando llegue el día que te diga o me digas: ¿huimos?, espero que la respuesta sea un "huyamos". 

Cuando ya

Te vi y aceleré el paso. Me sonreíste desde la distancia. Cuando llegué hasta a ti nos abrazamos. Y me cogiste.
 Feliz. Se respiraba felicidad. Me diste felicidad. Demasiada. Se me escapaba del cuerpo. 
Me miraste y me sonreíste otra vez. Me encantaba ver como te alegrabas de verme y que bien lo demostrabas. 
Abrazos incontables en una noche improvisada. 
Cuando ya te das cuenta de qué significas es cuando de verdad vale la pena vivir en la vida real. 

Y menos mal...

Me despierto. Sudando. 
Y me giro y estas tu. 
Entonces respiro y sonrío. 
Menos mal que estas. Menos mal. 
Me relajo entonces y te abrazo. 
No sé cómo he podido dormir bien hasta ahora sin ti. Si no durmiera contigo no conocería el paraíso. 
La Paz. 
La tranquilidad de que me voy a despertar y no estaré solo. Estarás tú. 
Y menos mal. Menos mal. 
Me salvas noche tras noche de mi mayor miedo. La soledad.
Y menos mal que estas. Menos mal. 

No cold

Como siempre, voy a escribir sobre algo inusual... Sobre el hielo.
Qué bonito sería ser un hielo. Un cubito de hielo. Y ser ese cubito de hielo que enfría la bebida de esa chica preciosa que se sienta en la piscina un día de verano, con una bebida bien fría a tomar el sol. O ser ese cubito de hielo que se cuela en la copa de un borracho triste y amargado que se toma una copa en un bar al salir del trabajo. O ese cubito de hielo que va directo a un paño y se posa sobre el ojo morado de un muchacho después de una fuerte pelea... 
Parece mentira que usemos los hielos para tantas cosas y que nadie (que yo sepa) haya escrito nunca sobre ellos. 
¿Y qué más? Ya se... También podría ser ese cubito de hielo del final de un refresco, con el que un niño juega a meterse y sacarse de la boca hasta que se ha derretido por completo y solo queda ese agüilla con sabor al cacho de naranja que llevaba ese refresco. 
Hielo. Te derrites y se acabo. Mueres. Vida corta pero sencilla. Qué curioso. 

jueves, 1 de enero de 2015

Madness.

Nos empeñamos en recordar el pasado, sin avanzar o simplemente deseando repetir todas esas cosas. Y es que el pasado ya ha pasado, no puedes repetirlo, aunque quieras, estamos en continuo cambio, el mundo y sus respectivas situaciones y aunque digamos lo típico de 'la historia se repite', no es verdad. No hay dos historias iguales. Se parecerán, sí, pero nunca serán iguales, un minúsculo detalle las diferenciará, igual que a las personas.