martes, 21 de octubre de 2014

Thinking out loud-Ed Sheeran.

Quedaron allí, se sentaron en un banco, hablaron de nada en realidad y pasó el tiempo de tal manera que cuando se quiso dar cuenta, se tenía que ir y que terrible sensación. Según volvía a su casa, ya estaba deseando volver a repetirlo. Pero, Dios, sintió pánico al no saber si esperar o qué, porque lo peor de todo es, que ya se estaba empezando a acostumbrar.

lunes, 13 de octubre de 2014

Sueña conmigo.

<<Te reiste un poco y seguí hablando de la misma idiotez para seguir haciéndote reír, entonces, me agarraste la muñeca, te paraste, riendote muy muy fuerte y sentí tus uñas, largas, perfectamente pintadas, hundiéndose en mi carne. Pero me dió igual, no me dolía, lo que me dolía era la cara de reírme, no de lo que había dicho, ni de ti, si no de felicidad. De verte reír así. Y tu risa se me quedó grabada dentro de la cabeza, como una canción que luego no puedes dejar de tararear. Y nos miramos mientras reíamos, directamente a los ojos, respirando casi a la vez. Y suavemente te aparté un mechón de la cara y me aproximé, entonces vi la desaprobación en tu mirada y yo te tranquilicé y te besé en la mejilla. Pero tú de repente, sonreiste y me diste un suave y cálido beso en los labios y sonreí.
Entonces empecé a escuchar vibrar algo. Y después una melodía y abrí los ojos. Estaba soñando. Mierda. "No me quiero levantar", pensé. Y me tapé la cara con las sabanas, deseando volver al sueño. Y deseé poder dormir eternamente para soñar contigo, para soñar que todo había salido bien, para soñar todo aquello que parecía tan real. Y resoplé de mal humor mientras me frotaba inconscientemente la muñeca donde, en el sueño, me habías agarrado.>>

miércoles, 8 de octubre de 2014

Tired.

Llegar a casa después de una larga mañana, fingiendo sonrisas hasta tal punto que hasta tu mismo te las crees y encerrarte cinco minutos en el baño, apretando los dientes para contener esa rabia que lucha por salir y suspirar, agotado

lunes, 6 de octubre de 2014

LOUD.

Reírte alto. Fuerte. Hasta que te falte el aire. Hasta que se te humedecen los ojos y lloras y mientras, sigues riendo, sin poder, ni querer parar y solo se escucha eso. Vuestras carcajadas mezcladas hasta tal punto que parecen una. Y no hace falta decir nada. Os miráis y seguís riendo. Viendo como se le dibuja una enorme sonrisa en la cara y se le achinan los ojos húmedos y rojos de tanto reir y llorar. Y que genial. Que sensación de que parece que nada malo ha pasado nunca. Solo existe ese momento. Esas carcajadas ensordecedoras que se te meten muy dentro y hacen que se te pongan los pelos de punta al recordarlo.