domingo, 7 de abril de 2013

Drama y solución.

No sé pero, cada vez que te vas me hago tan pequeña y tan frágil, que me da miedo romperme en mil pedazos y que nadie pueda recoger los pedacitos y reconstruirme otra vez. 
Cada vez que te vas, cada vez que sufrimos así, me pregunto si realmente merece la pena seguir con este juego en el que ni tú, ni yo, ni nadie, gana nada, solo malos ratos. A veces me dan ganas de tirar la toalla y dejar de intentar arreglar las cosas cuando todo va mal. Me dan ganas de esperar a ver si llamas, a ver si esta vez no tengo que llamarte yo. Pero es que ¿sabes una cosa? A pesar de todos los "mándalo a la mierda", "deja de intentarlo, siempre estáis igual", yo sigo intentándolo  porque te sigo queriendo como el maldito primer día que nos pusimos a hablar. 
Que las cosas son distintas y aún así salimos a flote, porque nos echamos de menos y no te atrevas a negarlo, porque sabes que es verdad. Nada es como antes, a medida que ha pasado el tiempo, se ha ido deformando todo lo que antes teníamos y ahora es algo que se me hace más duro llevar, pero es que me importas tanto, que no quiero ni imaginarme como estaría sin ti. Por eso sigo aquí. 
Supongo que cuando las cosas se deforman y se hacen raras hay que intentar volver a hacerlas perfectas. Así que la conclusión que saco de todo esto, es que, no me tengo que rendir, nunca, y solo de pensarlo ya soy idiota. 
P.D: ¿lo adivinas?

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