Sabía poco de ella, lo justo para caerme bien y lo justo para felicitarla por su cumpleaños con un gran tirón de orejas y un comentario cariñoso, que era y es el mismo día que el mio.
No fui a su funeral. No pude. Lo pensé, pero me sentí tan fuera de lugar simplemente por haber llorado ese día, que no quería quedar como una falsa delante de nadie. Me pareció que solo podían sufrir sus verdaderos amigos y familiares, no gente que la conocía poco, como yo. Pero aún así, la pienso, sobretodo cuando leo ciertas cosas. Como ahora, leyendo "Bajo la misma estrella".
Me atrevería a decir que cuando veo a su grupo de amigas o cuando veo alguna foto de alguna de ellas, la busco, pensando en la última vez que la vi y resulta raro, porque me caía demasiado bien para lo poco que pude compartir con ella. Y me siento afortunada por haber podido conocer a una persona tan magnífica como me lo pareció a mi.
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