Prometer a veces es la peor solución. El típico 'prometo no decírselo a nadie' se acaba convirtiendo en una larga lista de personas a las que mentir. Y casi es mejor romper tu promesa y decepcionar a una persona que ganarte la desconfianza de veinte personas. Prometer parece un gesto noble y sincero, pero al fin y al cabo lo único que ganas es que te pongan contra la espalda y la pared.
Una promesa es una mentira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario