domingo, 15 de abril de 2012

Sábado 14 de Abril.

Eran las tres menos cinco de la tarde y mientras me sentaba en mi escritorio un cuadradito verde con un dos rojo sobre el, apareció en la zona superior de mi Android. Habían estado hablando practicamente toda la mañana. Era normal que estuviese así.
-Estoy llorando muchisimo!
Una sonrisa de tristeza se me dibujó en la cara y tratando de hacer lo mejor, me ofrecí a ir a su casa, ya que ella estaba sola. Por un momento me pregunté si estaba loca. ¿Ir allí? ¿A su casa? ¿Con ella?
-Me harías un favor si vinieses...
Con esa frase ya me lo dijo todo y abriendo el armario y sacando lo primero que estaba amontonado en una esquina, me dispuse a vestirme a toda pastilla, pensando la escusa que iba a poner a mis padres para que me dejasen salir.
<<Dios mío, vas a ir a su casa...>> Y riendome por lo bajo, me eché colonia, me peiné y me puse el abrigo, repasando las cosas que tenía que llevar: iPod, móvil, cartera, bonobus y llaves.
-¿A dónde vas?
-A casa de una amiga. Ya tengo con quien ir al concierto de esta tarde.
-¿Tienes dinero?
-No. Solo diez euros.
Mi padre se levantó, saco un billete de veinte y dandome un beso en la mejilla me deseó suerte para conseguir la entrada.
Wio, una de las nuevas canciones de Love Of Lesbian, sonaba a todo volumen en mi iPod y mietras trataba de meter la llave en la cerradura de la verja de mi casa, me repetía una y otra vez que me tenía que relajar. Cerré los ojos, respiré profundamente y abrí la puertecilla.
Bajé las escaleras de dos en dos, casi tropezandome con mis pies, cantando y gritando la canción que sonaba, más nerviosa que de costumbre.
Corrí por mitad de la carretera, cruzando los dedos para que el bus aún no hubiese pasado. Doblé la esquina y allí estaba, parando en ese momento en la parada. Di un bote y corrí a toda velocidad, y cuando el conductor me vió llegar, me abrió las puertas, refunfuñando por lo bajo.
-¿Me puede avisar cuando lleguemos a la primera parada de la Avenida Gijón?
Asitió y me pidió que me sentase cerca.
En todo el trayecto, fuí pensando el saludo que la iba a dar.
<<Se supone que está mal, un abrazo... Puf no sé.>> Lo mejor, sería dejarse llevar y así lo hice.
Después de correr y preguntar por donde tenía que ir a tres personas diferentes, me planté en su portal, llamé al telefonillo y subí al ascensor.
<<Vaya pintas... Parezco un pordiosero.>>  Me peiné como pude en el espejo del ascensor y esperé a que abriese la puerta, cosa que hizo casi enseguida.
Cuando me abrió la puerta, la abracé. 
Estuvimos hablando largo y tendido sobre el asunto que la atormentaba y mientras ella me contaba todo, yo la escuchaba.
Estaba muy cómoda estando allí con ella. Y quien me lo diría. Apenas tres meses atrás no me atrevía casi ni a saludarla por el Tuenti y ahora resulta que estaba sentada en el sofá de su casa, apollada en su hombro, buscando vídeos en Youtube.
Mentiría si dijese que no me pellizqué más de una vez, creyendo que toda aquella situacióm se trataba de uno de mis extraños sueños.
No dije todo lo que quería haberla dicho, pero aquella tarde me dí cuenta de cosas muy importantes. Cosas que me hicieron sumamente feliz, en tan solo un momento. Después de un rato en su casa, dejé de estar nerviosa, dejé de pensar en ella en ese sentido y me di cuenta de que la persona que tenía a mi lado, era de las personas que más me habían ayudado en la vida. Era mi puta amiga y nada en el mundo me hacía mas feliz. Darme cuenta de ese puto echo.


Horas más tarde, estabamos en el concierto de Love Of Lesbian. Y a cada canción que pasaba creia estar en un nube. Cantaba con ganas. La gente de mi alrededor parecía desaparecer a cada estrofa y estribillo que pasaba. Era increible. ¡Estaba allí joder! ¡Había comprado la puta  última entrada! ¡Había pasado todo un día con ella! ¡DIOS, JODER, ERA FELIZ! Todo iba bien, las cosas empezaban a tener algo de sentido. Y me hacía muy feliz, saber que aquella chica confiaba plenamente en mí.





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