jueves, 4 de diciembre de 2014

Días difíciles.

Me miró con esa expresión de enfado, pero que no es enfado, es como disgusto, pero a la vez tristeza, no sé si por mí o por el hecho de que al no saber explicarme, parece que me pasa algo con ella. Entonces me pidió que intentara explicarla que me ocurría y yo simplemente la respondí que no podía porque no sabía que palabras usar y como usarlas adecuadamente. Y fue entonces cuando cogió mi agenda y escribió algo que sabía que se me daba bien para explicar algo: escribe, y la colocó frente a mí. Y yo la respondí en voz alta <<no>>, y volvió a coger la agenda y escribió: que sí. Y volví a responder que no y resopló y escribió una ultima cosa: escribe para ti. Me quedé contemplando la frase un instante y no cogí el lápiz enseguida, no, dejé que pasaran unos minutos para prepararme mentalmente para aquello. Era difícil ya que no había podido contarle aquello a nadie, porque era muy difícil de explicar. Repito mucho la palabra difícil porque esto que estoy haciendo ahora mismo también lo es. Todo últimamente lo es. Hasta vestirme por las mañanas cuando aún el sueño que he tenido esa noche vive en mi memoria como un recuerdo real. Hasta que me lavo los dientes, entonces estoy lo suficientemente despierta como para darme cuenta de que no es real, entonces se me olvida... Hasta que pasa lo que ha pasado hoy...
Soñé, no sé exactamente cuando, que estaba en clase, como un día normal, escuchando o haciendo como que escuchaba a la profesora de Lengua, intentando no cerrar los ojos, porque me estaba entrando el sueño, cosa que en sus clases nunca me pasa. Entonces fallé en mis intentos de actuar y parecer interesada en la lección y se me cerraron los ojos unos segundos aunque rápidamente los abrí, pero ya no había nadie en la clase, solo yo, escuchando aún de fondo las voces en susurros de mis compañeros y la voz de mi profesora. Y entonces pasó algo... Alguien posó su mano en mi hombro y me giré asustada, pero no había motivos para asustarme, porque ese alguien era mi abuela que me sonreía. Pero había algo raro... Movía los labios, solo los movía o eso me parecía a mi porque no la escuchaba, pero ella seguía hablando o haciendo como que hablaba hasta que se dio cuenta de lo que estaba pasando, aunque yo seguía sin entenderlo. Se aproximó a mi, me abrazó y desapareció.
No recordé esto hasta que dos amigas empezaron a hablar de su abuela...Y fue en ese momento cuando entendí porqué no podía escuchar a mi abuela en el sueño y era porque no recordaba su voz. Y es cierto. Ya no la recuerdo. Dios... No quiero olvidar nada de ella, Nada. Pero es demasiado tarde, porque ya he empezado a olvidar cosas.
Dejé de escribir y ella, la que me había aconsejado que escribiera para mi, ni siquiera preguntó si podía leerlo, dejó que la abrazara y nada más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario