martes, 14 de julio de 2015

Pisando tus dosis

En un parpadeo todo pareció desaparecer como aquel último  suspiro que de tu boca salía, pidiendo una tregua en mi cama.

No hacía falta que me dijeras que querías, tu boca entreabierta hablaba por si sola aunque no salieran palabras de ella. 

Te impedí irte tan rápido como querías porque necesitaba aquel segundo antes de que la voz mecánica que salía por los altavoces te llamara a subir a aquel tren que pronto te alejaría un poco más de mí y de mis ganas de recorrer tu cuerpo una y otra vez.

Sentí una punzada antes de dormir a causa de ese extraña añoranza por abrirte la puerta a un sueño que solo nos pertenece a nosotras. 

Y necesité tu calor a pesar de los treinta y cinco grados que hacia en aquella ciudad que apestaba a rutina. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario