domingo, 25 de diciembre de 2011

Mucho más que una simple amistad-MM.


Todo empezó un día de las fiesta de San Lorenzo de Valladolid.
Estábamos esperando en la puerta del supermercado más famoso de todo Valladolid, y allí estaba ella, hablando a gritos con Antonio y sonriendo como si la vida le fuese en ello. Cada una estábamos en una punta y yo la miraba bastante mal, llevaba escuchando hablar de ella todo el verano y me pareció mucho más imbécil de lo que me imaginaba.
Tras un rato en la puerta del supermercado, con las botellas de la mano y tocando nuestros silbatos nos dispusimos a ir a toda pastilla a la Rosaleda, el lugar donde se centra toda la fiesta.
Antonio me dijo “ven que te presento a mi amiga Marta” y yo con una sonrisa más falsa que mi sudadera roja de Rams me acerqué y la di dos educados besos. Parecía simpática… Sí, tal vez no fuese tan  imbécil como yo pensé en un primer momento. Que idiota fui al pensar algo de una persona que ni siquiera conocía. Estuvimos hablando un buen rato y la verdad es que ese día fue uno de los días más felices de mi corta vida. Bebimos, cantamos, nos grabamos haciendo el subnormal y acabamos en el suelo riéndonos de nuestro amigo Mario que estaba más borracho que otra cosa. Fue algo instantáneo, desde la primera carcajada supe que ella iba a ser alguien muy especial en mi vida. Me transmitió confianza y cariño en apenas dos horas y lo supe, supe que mi corazón no se aceleraba sin motivo.
Pasaron las fiestas y los días se llenaron de sms a las tantas de la noche. Un tal 13 de Septiembre a las 8 de la tarde, colgaron las listas de 3º en la página web de mi instituto y al ver su nombre en la lista de la que iba a ser mi clase, contuve un grito de alegría y cogí y mi móvil y la llamé. Las dos estallamos en carcajadas y la idea de estar un año entero en la misma clase nos pareció fascinante. Algo grande se acercaba y estaba ansiosa por conocerla más.
Pasaron los días, el instituto comenzó y los meses fueron pasando, las clases al lado de Marta se hicieron cada vez más perfectas, y aunque mis sentimientos hacia ella crecían por momentos, nuestra amistad y nuestra confianza lo hacían también. Esta chica es única y me encanta verla todas las mañanas.
El día 15 de Octubre fui a su casa a hacer un trabajo para Plástica, y para que nos vamos a engañar, fue el comienzo de todo, ese día me di cuenta de lo mucho que significaba para mí. Ese día empezó su pesadilla, pero ese día empezó también la mejor chorrada que tenemos: Nuestros queridos Limones…  La verdad es, que ese día me logré emocionar viéndola tocar el piano, viendo como se movía de un lado a otro y llevo esperando desde ese día para volver a verla tocar el piano. Ojala sea pronto.
Fue pasando el tiempo y poco a poco nos fuimos llevando peor, hasta que un par de días antes de que nos diesen las vacaciones de Navidad, ella me envió el peor sms que jamás he podido recibir. Fue tal el dolor que sentí que solo de pensarlo me entran ganas de destrozar todo lo que esté a mí alrededor. No negaré que durante algún tiempo la odié con todo mi alma, pero tampoco negaré que el sms que recibí este último verano me ayudó a entender que todo lo que había pasado entre nosotras había sido solo un pequeño bache. Ahora mismo, es lo mejor que tengo en mi vida. Es esa persona en la que piensas cuando suena vuestra canción en el ordenador, es esa persona que es muchísimo más que una amiga, es esa persona que dices “joder,¿ cómo se puede ser tan jodidamente genial?”… Es todo eso y muchísimo más. Gracias a ella vuelvo a sonreír como ella lo hizo ese día de fiestas.  Ella es esa amiga que llevo toda la vida buscando, es esa persona que se diferencia del resto de amigas que se que nunca me va a fallar y que se que siempre estará ahí, por lo menos lo está demostrando a la perfección.
Nuestra historia, a la vista de otras personas tal vez sea corta, pero creedme cuando os digo que es mucho más de lo que he escrito. Cada mirada, cada sonrisa, cada eterna conversación son mundos enteros, mundos que solo ella y yo entendemos y llegamos a conocer. Conozco cada sonrisa que tiene, cada mirada, cada movimiento, la conozco de arriba abajo, cada poro de su piel y cada movimiento de su pelo. La conozco tan bien, que estoy segura que mientras ella lee esto, esta sonriendo, porque aunque digas lo contrario muchas veces, me quieres igual que yo a ti.
Te quiero mucho Marta y espero que todo siga tan bien como hasta ahora.

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