sábado, 11 de febrero de 2012

Capítulo V-Desastre.

27 de Diciembre, en un lugar de la ciudad.
Va a ser la hora de irse e Irene a cada minuto que pasa esta más nerviosa.
Son las 6 menos diez cuando Irene sale de casa, decidida.Valiente.
Camina deprisa por la calle, esquivando a la gente que le viene de frente, con la música de su iPod a todo volumen. Cambia de canción, le da al modo aleatorio y suena lo inesperado. 1999 de Love of Lesbian. Sonríe a duras penas, cruza y mientras cambia de canción, alza la mirada y observa como el autobús número seis para en la parada de poniente y se pone en marcha de nuevo. Comienza a andar deprisa y cuando ya a atravesado el poniente, la ve, apollada en la barra metálica de la parada del autobús, con las manos metidas en su cazadora vaquera, se gira y la ve. Irene sonríe tímida, tratando de ocultar, esa fea herida que se le ha formado en su labio superior a causa de la fiebre que tuvo el día de noche buena.
Dos besos, rápidos, demasiado bruscos. Cruzan la puertecita del poniente, en un silencio algo incomodo.
-¡Haaaaaber esa sonrisa profident!-Dice Cristina agarrando del brazo a Irene, en un intento de que esta se gire y la mire.
-Bah, ya me has visto en las fotos que he subido al Tuenti.-Responde Irene girando la cabeza para que no la vea.
-Vamos, no seas tonta, que las fotos tenían mucho efecto y no se percibe todo lo bien que debería.-
-Que no, en serio, me da vergüenza.-
-¿Y vas a estar así toda la tarde?-
-Noooooo...-
Caminan, entre risas hasta llegar al portal de Irene, en el que entran y se sientan en las escaleras.
-Vaya, que bonito.-Comenta Cristina cuando ve el portal por dentro.
-Preciosisimo.-
Hablan, sobre todo lo ocurrido entre ellas todo aquel tiempo. Hablan, de cosas sin importancia. Hablan y hablan. Hasta que la hermana mayor de Irene baja las escaleras y diciendo un seco <<hasta luego>>, se marcha. Suben las escaleras, creyendo que en la casa, estarán solas. Irene introduce la llave en la puerta y no, no están solas. Maldice por lo bajo y deja pasar a Cristina. Al ver que en la habitación de Irene no se puede ver la pelicula que tenian prevista, caminan por el largo pasillo y entran en la habitación de la hermana de Irene. Se tumban en la cama y ponen la película. Transcurre sin más.
-Tengo hambre...-
-Sí yo también.-
Se levantan de la cama, paran en el descansillo y se miran en el gran espejo que hay sobre un mueble bastante antiguo. Cristina comienza a caminar, dando la espalda a Irene, mientras esta se queda apollada, observando el cuerpazo de Cristina de arriba a abajo, sonrie divertida y se rie en silencio. Cristina se da cuenta de que Irene no la sigue y se gira al final del pasillo y la grita que si esta tonta. Juntas, van hasta la cocina donde preparan palomitas.
Después de un rato, la película continua hasta que un móvil empieza a sonar. Es el de Cristina. Mientras habla con su madre, Irene piensa en muchas cosas, demasiadas y se estresa, ya se teme lo peor. Y sí, ai esta, lo peor ha llegado.
-Me tengo que ir...-
-Te acompaño, anda...-
Irene no se lo cree, su tarde se ha ido a la mierda, por culpa de la paranoica madre de Cristina. Vaya asco, ni que hubiese cometido un delito. Pobre Cristina, el caos que se va a tener que formar en unos minutos.
La acompaña hasta la parada, para que sus padres no se piensen que estaba con un chico. Cuando llegan el padre de Cristina aparece detrás de las dos y mientras hablan, Irene se aparta un poco. Que incomodo esta siendo aquello.
Cristina que se da cuenta, la despide con dos besos y esta se marcha, cabizbaja, pensando en lo triste que ha sido todo aquello.
Cansada, vuelve a casa, donde llora un buen rato, hasta que Elena la llama y la saca esas sonrisas que solo ella sabe sacar. Como agradece tener apollo en esos momentos.
De una cosa esta segura. La próxima vez que quede, no dejará que acabe tan sumamente mal.



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