martes, 22 de julio de 2014

Send.

Muchos Domingos por la mañana, miro el móvil y empiezo a reconstruir la noche anterior con la esperanza de encontrarme con algo que mereciera la pena para haber acabado con esa resaca tan grande.
Y de repente caigo. ¿Cuántas conversaciones tengo abiertas? ¿Cuántos contactos tengo guardados? Es increíble. Seguramente yo sepa quiénes son todos y ellos ni siquiera sabrán que tengo su número. Y si les veo por la calle o en alguna fiesta, yo sonreiré y ellos se preguntarán que quién soy.
Otra cosa que me llama la atención es la capacidad que tenemos de soltarnos con una persona mediante mensajes y cuando la vemos en persona hablamos como si sufrieramos alguna clase de retraso. Y es gracioso, porque miras a esa persona y piensas "joder, parece mentira que haya tenido conversaciones de prácticamente 24 horas con este tipo y que ahora, cara a cara no me atreva casi ni a decirle que qué tal...".

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