domingo, 18 de enero de 2015

Huyamos.

Eras un misterio. Siempre lo fuiste. Pero sin duda, lo que mas me llamaba la atención de ti era esa extraña costumbre tuya de acabar huyendo de todos. Te daba igual acabar sola. Eras libre. Y feliz. Eras feliz a tu manera. Con tu música y nada más. Caminando por caminos que yo ni siquiera sabía que existían. Caminos que eran todo un misterio. Como tú. Pero eso estaba bien porque eso era lo que hacía que te siguiera. Tu y tus misterios. Para poder entenderte. O intentarlo. Entonces me cogiste de la mano y me arrastraste, haciéndome ver lo bueno de huir. De que perderse no era un trauma. De que no hay que mirar hacia atrás. Siempre hacia delante. Ya tendremos mañana para, si queremos, preocuparnos. Y entonces decidí ser fiel a tus pequeñas huidas. Me enseñaste muchas cosas. Sí. 
Lo tengo claro, si tengo que huir a alguna parte alguna vez, tu serás de las primeras personas de mi lista para acompañarme. 
Cuando llegue el día que te diga o me digas: ¿huimos?, espero que la respuesta sea un "huyamos". 

No hay comentarios:

Publicar un comentario