sábado, 7 de enero de 2012

Una y otra vez.



Una y otra vez.
Lleva toda la tarde con esa canción puesta. No sabe porque, pero hasta el maldito libro que está leyendo parece estar en su contra. Repitiendo cada dos palabras los nombres de las dos personas que quiere en esos momentos. Ángel. Andrea. Ángel. Andrea. Ángel. Andrea. El 23 parece perseguirla también. Todo está oscuro y ella no tiene ganas de pensar ni siquiera lo que va a ponerse ese Sábado. No la apetece nada y mucho menos salir a una barra libre y rodearse de gente bebiendo y hablando de cosas sin importancia. No tiene ganas de nada. Para colmo su madre la ha castigado. Bueno, para colmo no, la ha hecho un favor y todo. Desde que la castigó su madre no ha dejado de escuchar la misma canción, no ha dejado de leer y no ha dejado de llorar. Como se pueden hacer tantas cosas a la vez? Mientras lloraba, ha encontrado el viejo Playmobil que encontró el otro dia mientras hacia limpieza en el trastero… Que bien se estaba cuando era pequeña, cuando jugaba con sus jueguetes, cuando llegaba pronto a casa y sin estar borracha, que fácil era todo. Que felices eran todos, sin libros y cuadernos de por medio. Como echa de menos esos años. Por una parte desea volver, pero por otra no tanto… Todos sus amigos de ahora no estarían y todas esas fotos tampoco. Pero bueno, o una cosa u la otra. Prefiere ser pequeña la verdad, para que engañarnos. Sin problemas, solo con buenos momentos… No como ahora, que no deja de meterse en lios y de dar disgustos a su familia. Pero hay que saber afrontar las cosas y apencar con los errores que uno tiene aunque eso suponga un dolor inmenso. 

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